Los días nublados cómo este y yo, no somos compatibles. Aunque para la mayoría de las personas crean que estos brindan una atmósfera romántica, para mí son tristes, incluso deprimentes y profundizan mis penas.
Y es que esto de que la bruma y yo no hagamos "click" no es nuevo. Desde que tengo uso de memoria, los días así me ponían triste y me provocaban sueño, no se diga con la lluvia y el frío. No me gusta ni la lluvia, ni el frío, ni la "nubladez" (si es que existe ese término, de lo contrario ya lo inventé), en pocas palabras... soy solar.
Cuando amanecen las nubes cubriendo el cielo, inmediatamente mi estado de ánimo cambia. Me siento triste y melancólica y se me empiezan a acumular los recuerdos y las emociones que guardo o que trato de evadir en mi vida cotidiana.
Me acuerdo en especial de mi mamá, de que a ella también le disgustaba que no saliera el sol; extraño sus abrazos y su cariño, sus palabras de amor y la forma en la que ella me hacía sentir especial aunque no lo fuera. Con su partida se murió también parte de mi fortaleza y sobre todo, de mi autoestima por que ella las alimentaba con halagos y mimos: claro, era mi mamá.
La bruma también, trae con ella el dolor, los momentos difíciles vividos en estos últimos doce meses. Lo duro que ha sido en ocasiones y la forma en la que esta experiencia me ha cambiado la vida. A veces pienso que me he convertido en otra persona y que me transformé más en este último año que lo que lo hice en mis otros 38 años de vida. De cómo ya he dejado de disfrutar muchas cosas, y aunque no me gusta ser así porque mi personalidad no solía ser callada, aislada e incluso antisocial, desconozco si pueda volver a ser lo que solía ser... espero.
No puedo pasar por alto tampoco mis complejos, temores, pensamientos negativos y heridas. De esos no me gusta hablar y aunque siempre andan rondado mi cabeza y mi alma, evito externarlos porque a final de cuentas, nadie me puede comprender. Los motivos por los que yo me siento de esta forma, sólo yo los conozco y no me gusta expresarlos porque las veces que lo he hecho termino más confundida y con una sensación de incomprensión más fuerte, así que mejor me callo. Pero los días nublados "escarban" dentro de mí para descubrir un poco de aquello que evito mostrar.
Todo esto y más, sale a relucir cuando las nubes cubren el sol.
En este momento parece que la naturaleza intenta hacer una tregua conmigo y mis estados de ánimo, y el astro rey se asoma tímidamente por el cielo. Una pequeña chispa se enciende en mi interior lo que me confirma lo que yo ya sabía: SOY SOLAR.
P.D. Miren a la Nía ¿a poco no está divina con sus moños? aunque el Pollo dice que es para perritas ñoñas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario