El sábado pude ver una fotografía, bueno ví muchas pero una en particular llamó mi atención porque representa mucho de lo que ocurrió en mi vida en este último año. Pudiera pensarse que en la gráfica aparecía yo, pero no es así y es por eso que tiene tanto que ver con lo ocurrido en estos meses.
Este año no ha sido el mejor precisamente para mí, de hecho llevo dos años que no han sido muy benévolos conmigo y si el 2012 llegué con el "puro vuelito" al 31 de diciembre, pues creo que este 2013 llego con un poco más de impulso pero igual ya quiero que termine.
A pesar de que viví un cataclismo personal a finales del año anterior, creo que apenas en estos meses he empezado a resentir los verdaderos estragos que provocó en mi vida. Me he vuelto más reservada, introvertida, a veces siento que hasta melancólica y un poco depresiva (pero muy poco). He cambiado bastante, en ocasiones creo que ya no soy lo que fui y aunque esto no se si sea bueno o malo, la verdad es que extraño lo que solía ser.
Por si eso fuera poco, mi salud tampoco es lo que era. Hipertensa ¡auch! ya lo comenté en una entrada anterior. La herencia, la gordura, la falta de actividad y esta situación emocional detonaron esto que yo esperaba con todas mis fuerzas, no se fuera a manifestar pero que ya es inevitable.
Y a todo esto ¿qué tiene que ver la foto en cuestión? Pues sucede que aparecen tres amistades a las que quiero mucho, han sido parte importante de mi vida y resulta que se reunieron y para dicho encuentro no fui requerida y la verdad este hecho me lastimó bastante. Este año también me he distanciado de muchos seres queridos, la misma tristeza me ha hecho aislarme un poco de ellos pero creo que tambien, esas personas con las que he puesto distancia pudieron acercarse a mí si de verdad les hubiera interesado. Se que esos amigos saben dónde vivo, saben mis teléfonos, saben que si vienen a mi casa yo los voy a recibir de mil amores y voy a agradecer su interés por saber de mí. Pero sucede, que esas amistades, piensan que estoy muy equivocada y que la forma en la que he llevado este difícil proceso es errónea. Lo menos que espero en estos casos es no ser juzgada por mis decisiones y por la manera en que afronto las consecuencias de ellas. Algunas de las elecciones han hecho esos seres queridos no me parecen correctas, pero yo igual los sigo queriendo porque de eso se trata la amistad.
En fin, cómo dije ha sido un poco difícil pero igual he tenido momentos mágicos y especiales que han hecho más llevaderas las experiencias desagradables. A mi familia y a mis amigos que me han aceptado tal cómo soy; que me han brindado un hombro sobre el cúal llorar; que me han hecho reír, que me han abierto su corazón; que me han permitido abrirles el mío; que me ayudan a seguir en el camino con su apoyo incondicional; que me dan su punto de vista sin tratar de hacerme creer que estoy mal; que me hacen sentir que les importo; que le dan una razón a mi existencia; que me quieren y a los que quiero: les estoy infinitamente agradecida por estar conmigo en este año.
2013 ya quiero que acabes y espero que un número par le vaya mejor a mi vida.
lunes, diciembre 23, 2013
martes, diciembre 10, 2013
Herencia maldita.
Ese era el título de una novela ochentera protagonizada por Angélica María y Miguel Palmer. En ella, el personaje central adquiere a través de los genes maternos, algunas malas mañas ya que la progenitora, una ludópata, pierde la fortuna familiar. Por ello, la hija en desgracia se ve en la penosa necesidad de recurrir a la "tranza" para sobrevivir. No recuerdo bien a ciencia cierta qué ocurría después, porque francamente no fue uno de mis teledramas favoritos.
Aunque no lo podamos creer, Angélica María fue una de las tantas actrices que solían llevar roles principales de damas jóvenes en los dramas televisivos de aquella década. Miguel Palmer también era una especie de William Levy sin cuerpazo pero con más capacidad histriónica y mucho mayor dicción, que aparecía en casi todas las novelas de esa época. Cómo olvidar "Bodas de odio" al lado de Christian Bach y el extinto Frank Moro e igualmente inolvidable la introducción de cada capítulo con litografías antiguas y de fondo musical, la obertura de "La Traviatta". Esta historia fue refriteada por Carla Estrada en "Amor Real" y ahora la vemos en la pantalla chica con el título de "Abismo de Pasión", así que eso de que es una historia original es mentira, todo es producto de la gloriosa década de los ochenta, y si de recordar cosas inútiles de esos años se trata, yo soy toda una autoridad.
Bueno, después de esta cápsula de cultura pop ochentera y de que me desvié del tema abismalmente (una disculpa, pero puedo hablar largo y tendido sobre el tema con singular pasión), prosigo con el tópico central de este post: mi herencia maldita.
Oficialmente, acabo de entrar a la edad de los "nunca". A partir del sábado pasado empecé a tomar tratamiento contra la hipertensión ¡Ouch! yo que me resistía a ello pero cómo me dijo mi hermano el galeno: "Bienvenida al club, es pura herencia".
Y sí. Yo también tengo mi propia "herencia maldita", pero a diferencia de Angélica María mi madre me dejó como legado, además de una serie de compulsiones, las manos huesudas y una sensibilidad excesiva, esto de la hipertensión. Eso le trajo como resultado a ella, dos o tres infartos el último de los cuáles, acabó con su vida. Y eso mismo le pasó a su mamá y a dos de sus tres hermanos de sangre, y eso porque la septicemia no dejó que la mayor de ellos alcanzara una edad avanzada. Los problemas cardiovasculares son parte de nuestra historia familiar y eso no es algo agradable.
Cuando mi hermano colocó el baumanómetro y el estetoscopio en mi brazo izquierdo y me dijo que andaba con la presión elevada me sentí muy mal. Me dieron ganas de llorar, y no lo hice por puritito orgullo. Nunca pensé que antes de llegar a los 40, tuviera que depender de "pastillitas". Digo, por eso nunca tomé anticonceptivos y ahora, heme aquí, lidiando con la necesidad de tomar el medicamento para controlar la tensión arterial y peor aún, con sus efectos secundarios.
Me siento como si anoche me hubiera ido de juerga pero sin haber tomado una sola gota de alcohol ¡Qué horror! pero en fin. Es parte de mi legado y tengo que aprender a vivir con ello, a que no se me pase la toma de la medicación para no sentirme más mal.
¡Ay mamá! ¿Cómo no me heredaste tus ojos verdes, tus labios carnosos o tus nalgas? Condenado Mendel, decreto que tu "Ley de la Herencia" apesta.
P.D. ¡Me encontré esta joya! la intro de la novela citada. Para recordar aquella época.
Tele-Guía: Lectura obligada de todo televidente ochentero respetable. |
Bueno, después de esta cápsula de cultura pop ochentera y de que me desvié del tema abismalmente (una disculpa, pero puedo hablar largo y tendido sobre el tema con singular pasión), prosigo con el tópico central de este post: mi herencia maldita.
Oficialmente, acabo de entrar a la edad de los "nunca". A partir del sábado pasado empecé a tomar tratamiento contra la hipertensión ¡Ouch! yo que me resistía a ello pero cómo me dijo mi hermano el galeno: "Bienvenida al club, es pura herencia".
Y sí. Yo también tengo mi propia "herencia maldita", pero a diferencia de Angélica María mi madre me dejó como legado, además de una serie de compulsiones, las manos huesudas y una sensibilidad excesiva, esto de la hipertensión. Eso le trajo como resultado a ella, dos o tres infartos el último de los cuáles, acabó con su vida. Y eso mismo le pasó a su mamá y a dos de sus tres hermanos de sangre, y eso porque la septicemia no dejó que la mayor de ellos alcanzara una edad avanzada. Los problemas cardiovasculares son parte de nuestra historia familiar y eso no es algo agradable.
Cuando mi hermano colocó el baumanómetro y el estetoscopio en mi brazo izquierdo y me dijo que andaba con la presión elevada me sentí muy mal. Me dieron ganas de llorar, y no lo hice por puritito orgullo. Nunca pensé que antes de llegar a los 40, tuviera que depender de "pastillitas". Digo, por eso nunca tomé anticonceptivos y ahora, heme aquí, lidiando con la necesidad de tomar el medicamento para controlar la tensión arterial y peor aún, con sus efectos secundarios.
Me siento como si anoche me hubiera ido de juerga pero sin haber tomado una sola gota de alcohol ¡Qué horror! pero en fin. Es parte de mi legado y tengo que aprender a vivir con ello, a que no se me pase la toma de la medicación para no sentirme más mal.
¡Ay mamá! ¿Cómo no me heredaste tus ojos verdes, tus labios carnosos o tus nalgas? Condenado Mendel, decreto que tu "Ley de la Herencia" apesta.
P.D. ¡Me encontré esta joya! la intro de la novela citada. Para recordar aquella época.
viernes, diciembre 06, 2013
El ciberespacio después del FB.
Ahora que no tengo un facebook propio, me dedico a perder el tiempo de navegación en la red buscando información sobre diferentes temas que me interesan, y muchas veces termino desperdiciando los minutos en buscar nada.
Sin embargo, esas búsquedas de repente me dan una grata sorpresa y termino entrando a sitios muy interesantes que de inmediato coloco en mis "Marcadores".
Así, he llegado a sitios maravillosos de recetas, lectura para niños, consejos de belleza, información de actualidad, etc. Hoy, precisamente me encontraba deambulando por el ciberespacio cuando me encontré con este blog. Es de un hombre llamado Dan Noah, dos veces divorciado y que cómo yo, escribe sobre las vivencias que le ocurren cada día.
Me sentí identificada con él porque en un post mencionó que si él pudiera expresarse verbalmente con la misma facilidad que lo hace por escrito, no tendría problemas de comunicación. A mí, me sucede lo mismo.
Una de sus entradas que más me gustó, es esta. En ella habla de todo aquello que no se debe hacer si se desea tener un matrimonio o relación exitosa.
Muchos de estos consejos parecen sencillos, pero a veces la rutina y el día y día, nos hacen olvidarnos de que es más fácil tener una convivencia sana y aunque él lo expresa desde el punto de vista masculino, esto también aplica a nosotras cómo mujeres, porque también la regamos.
Es maravilloso darse cuenta de que hay cosas interesantes en la red, además del Facebook... y que mejor que nos dejen un mensaje positivo.
Sin embargo, esas búsquedas de repente me dan una grata sorpresa y termino entrando a sitios muy interesantes que de inmediato coloco en mis "Marcadores".
Así, he llegado a sitios maravillosos de recetas, lectura para niños, consejos de belleza, información de actualidad, etc. Hoy, precisamente me encontraba deambulando por el ciberespacio cuando me encontré con este blog. Es de un hombre llamado Dan Noah, dos veces divorciado y que cómo yo, escribe sobre las vivencias que le ocurren cada día.
Me sentí identificada con él porque en un post mencionó que si él pudiera expresarse verbalmente con la misma facilidad que lo hace por escrito, no tendría problemas de comunicación. A mí, me sucede lo mismo.
Una de sus entradas que más me gustó, es esta. En ella habla de todo aquello que no se debe hacer si se desea tener un matrimonio o relación exitosa.
Muchos de estos consejos parecen sencillos, pero a veces la rutina y el día y día, nos hacen olvidarnos de que es más fácil tener una convivencia sana y aunque él lo expresa desde el punto de vista masculino, esto también aplica a nosotras cómo mujeres, porque también la regamos.
Es maravilloso darse cuenta de que hay cosas interesantes en la red, además del Facebook... y que mejor que nos dejen un mensaje positivo.
miércoles, diciembre 04, 2013
Soledad culinaria.
Aunque había hecho el firme propósito de hacer la dieta cómo Dios manda, debido a las circunstancias de corretiza que viví el día de hoy, me vi en la imperiosa necesidad de preparar enmoladas.
Pues esas enmoladitas me salieron excelentes, no por nada, aunque el hecho de que me las tuve que zampar de a perro, pues ni la mascota tuvo la delicadeza de acompañarme, hizo por default que perdieran un poco de sabor.
Para la otra, creo que comeré con mis chamacos, a ver si así me sabe mejor la comidad, aunque repito, estaban requetebuenas.
Pongo en "off" el modo de "soledad culinaria" para dar paso al "on" en el modo de "chacha forever alone".
Pues esas enmoladitas me salieron excelentes, no por nada, aunque el hecho de que me las tuve que zampar de a perro, pues ni la mascota tuvo la delicadeza de acompañarme, hizo por default que perdieran un poco de sabor.
Para la otra, creo que comeré con mis chamacos, a ver si así me sabe mejor la comidad, aunque repito, estaban requetebuenas.
Pongo en "off" el modo de "soledad culinaria" para dar paso al "on" en el modo de "chacha forever alone".
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