viernes, febrero 14, 2014

El efecto contrario.

Cuando yo era joven y moza soñaba con convertirme en comentarista deportiva y ser la primera fémina en México en dedicarse al menester de la crónica de deportes.  Me quería ir a estudiar a Génova, Italia la Licenciatura en Fútbol de la que salías capacitado para narrar partidos de balompié y para hacer comentarios sobre esta disciplina.  Incluso, hasta estuve tomando clases de italiano con una monjita canossiana que a lo mejor no me enseñó más allá de los pronombres, un poco sobre los verbos y unas pinceladas de vocabulario pero que me maravillaba con las historias que me contaba sobre los pueblos enclavados en los alpes, o de las situaciones que se vivían en algunas zonas del país a consecuencia de la violencia, provocada por la mafia siciliana o de la vida cotidiana en Italia.

Finalmente cuando empecé a trabajar, mi carrera me empezó a llevar por otros caminos de los que me enamoré de tal forma que se me olvidó ese "sueño" de narrar un partido de fut México-Italia en un mundial.  También me enamoré de un flaquito, cabezón y de lentes que hizo que mis ambiciones se borraran por completo y no porque él me lo pidiera, sino porque me dí cuenta de que del "corner", del "penaltie", del "fuera de juego", del "gol" en incluso, de la entrevista en el vestidor con Ramón Ramírez o Duilio Davino (¡Aaaaaawwww!) podría prescindir, y no así, de las pláticas, las risas y la felicidad que me daba estar a su lado.

Hoy veo con gusto, que ya en México hay muchas mujeres que se dedican a eso, a hablar de deportes, de hacer comentarios en los juegos, de entrevistar a jugadores y protagonistas del mundo deportivo, a opinar sobre un resultado, en general: de todo aquello a lo que se refiere esta rama del periodismo.  Me encanta ver que las féminas destaquen en este campo, sin embargo, no entiendo por qué razón, muchas de ellas tienen una actitud digamos... pretenciosa.  Me desespera ver cómo tratan de sobresalir intentando generar polémica o incluso, haciendo comentarios pendejos.  Peor aún si la única razón por la que están en dicho lugar es porque tienen buena nalga o son cancos de algún alto ejecutivo del medio en qué trabajan.

Creo que esto es un poco para demostrar que en este campo dominado tradicionalmente por los hombres, ellas cuentan con capacidad y conocimientos suficientes, para competir con los varones.  Sin embargo, considero que cuando realmente se posee eso: capacidad y conocimientos, no es necesario tratar de hacer gala de ellos, simplemente eso se notará de manera natural y espontánea.

Me recuerda a la actitud de las adolescentes cuando llegan a algún sitio en el que coinciden con el galán que les roba los suspiros y empiezan a hacer alarde de sus talentos con tal de que el individuo en cuestión, note primero; que están ahí y luego; que son buenas bailarinas, excelentes cantantes o enciclopedias ambulantes; es decir, un dechado de virtudes.  Sin embargo, el "adonis" siente repulsión por su comportamiento tan exagerado y termina morréandose a la chava que está contando chistes colorados porque es más auténtica.  En resumen, se logra precisamente el efecto contrario.

Eso mismo nos ocurre cómo público cuando vemos a una morrita que según ella, se trae todos los datos en la cabeza de las alineaciones de los últimos cinco equipos que conquistaron la copa del mundo de fútbol, o quienes fueron los MVP de los súper tazones desde 1970 a la fecha, o de en qué año se instituyó el trofeo Cy Young y las dimensiones y peso del mismo.  Aunque esté muy buena, los hombres y por supuesto, las mujeres (más por envidia que por otra cosa) terminarán cambiándole de canal para escuchar opiniones interesantes o ver diez veces en diferente estación el polémico gol que le dio el campeonato de liga al América.

No digo que todas estén en ese caso.  Hay mujeres que son sumamente talentosas y tienen capacidad de sobra para estar en el sitio en el que están.  Ejemplos, Gaby Fernández de Lara de Televisa, Carolina Guillén de ESPN, Marion Reimers de Fox Sports, e Inés Sánz de TV Azteca (que por cierto, está muy buena la cabrona lo que me hace odiarla, sólo en sentido figurado).  Han hecho su carrera de manera discreta y humilde, sin aspavientos, han logrado llegar al sitio en el que están lo que les da credibilidad y prestigio al nivel de sus colegas hombres.

No puedo decir lo mismo de muchas otras que probablemente, tienen mucha capacidad y no lo dudo, pero con su actitud echan a perder todo, cómo la morrita que sale en el noticiero de "Antena Deportiva" aquí en la ciudad de Chihuahua.  Me caga la madre cómo engola la voz y cómo hace alarde de conocimiento en materia de deportes, pero que dice "neva" porque es del verbo "nevar" (no le enseñaron que hay verbos irregulares) y emite opiniones y críticas sobre temas que ni siquiera, investiga bien, atentando así, contra uno de los principios fundamentales del periodismo: cualquiera puede cocinar... a no, perdón ese era el lema del chef Gusteau.  Ahora sí: no se puede opinar sobre aquello que no se conoce.

De mis sueños juveniles sólo puedo decir que neta, si me hubiera gustado entrevistar en el vestidor a Ramón Ramírez o a Duilio Davino, y digo se en la actualidad me hubieran mandado a preguntarle algunas cosillas a Colin Kaepernick, pues no me molestaría en realidad, pero no cambio eso por la vida al lado de mis hijos y de mi viejo que son lo que más amo en este mundo.  Quién dice que no puedo narrar los partidos del FIFA 14 cada vez que Pollo o Gael y no se diga Chuy, me meten golizas en los juegos ficticios.  Disfruto más de esos encuentros que de hacer la crónica de una final de mundial en dónde México le gane 6-0 a Estados Unidos y dónde el mamarracho de Landon Donovan sale con una lesión que da por terminada su carrera... ¡Naaaaa! mentiras, eso, me encantaría.

Quiero una faldita así.


P.D. Es 14 de febrero y estoy esperando mi flowers, y naaaaa.  No llegan, mejor llegaron los vatos del cancel del baño que se habían dado mucho a desear.

Retiro lo dicho, ya llegaron mis flores.  Tan requetebonitas.  Gracias para mi amor con amor.

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