martes, junio 10, 2014

Un oasis de alegría.

Si me dijeran que escogiera el nombre de una película para representar las vivencias y emociones que han acontecido en mi vida en los últmos meses, sería "La tormenta perfecta".

Si recordamos en esa cinta, varios factores se juntan para formar un fenómeno climatológico de dimensiones desastrozas, cuestiones científicas que yo no entiendo mucho pero que provocan un desmadre mayúsculo.

Pues algo así ha pasado en mi cotidianeidad.  Muchas emociones, rencores, angustias, carencias, tristezas, problemas, culpas y situaciones; nuevos y añejos, propios y ajenos se han conjuntado y han hecho el "caldo de cultivo" perfecto para provocar estragos en mi ánimo y en mi espíritu.  Antes, sólo lo guardaba para mí pero de un tiempo a la fecha ha hecho crisis de tal manera que ya todos lo notan, en fin.

De cualquier forma, no quiero externarlo porque nadie me va a dar el consuelo que necesita mi alma, digo y tampoco me van a entender.  Sólo Dios me comprenderá y de él me aferro para superar esto que tengo confianza que sea pasajero, aunque alguien me haya dicho que todo esto lo hace Dios para que me acerque a él... mmmm, bueno.  Difiero mucho, y aunque esto fue manifestado con la mejor de las intenciones no lo creo y tengo mis argumentos sin embargo, cómo este post no se refiere a mis creencias, lo dejaremos para una mejor ocasión.

Pues hoy, después de seis meses pude vivir hasta cierto punto un día "normal".  Y sí, este día también recibí la magnífica noticia de que mi "huesito" cómo llamo cariñosamente a mi primogénito, fue seleccionado para el muestreo académico de la escuela en el que los maestros eligen a los cuatro mejores promedios de cada salón para aplicarles una prueba y medir así su rendimiento académico.

Nunca he pensado que la capacidad se pueda medir por una calificación, sin embargo la forma en la que la maestra eligió al cuarto participante me demostró una vez más, algo que una profesora maravillosa que tuvo mi chaparro en el kínder, me dijo sobre él para describir su carácter: ES UN GUERRERO.

Pues bien, cómo había varios niños empatados en cuarto lugar de aprovechamiento, la maestra aplicó un examen sorpresa para evaluar a los chamacos y Chuy fue el que obtuvo mejor calificación.  Eso me dice que mi niño hermoso, está preparado, que ha aprendido correctamente los conocimientos que le han transmitido, que es un niño inteligente y que saca la casta en el momento indicado.  Pero también me dejó un aprendizaje a mí, me demostró que no he hecho las cosas tan mal cómo yo creía y que estoy cosechando lo que he sembrado.

Y es que a veces pienso que soy juzgada por lo malo que he hecho, por un error que cometí en el pasado a causa de una mezcla de inseguridad y vanidad y que todo lo bueno que pudiera tener, se va al caño porque a final de cuentas, lo que importa y lo que más pesa, es lo negativo, las fallas, los momentos de debilidad.  Al carajo con el apoyo, el amor, la fortaleza y todas las cualidades que pudiera llegar a tener, y lo siento de tal manera que he llegado al punto de dudar de mi valía.

Pero hoy mi niño me ha brindado una inesperada fuente de alegría, algo que no sabía que pasaría y que me alienta y me demuestra que no todo es malo en mi vida en este momento, que puedo alegrarme porque he tenido aciertos y sobre todo, que algo vale de todo este cúmulo de errores, desaciertos y defectos.

Claro, no dejo de lado el magnífico trabajo que también mi hombre ha realizado en esto que nos encomendó Dios cuando nos prestó a los hijos.  Pero hablo de los sentimientos propios, de este tortuoso peregrinar en el desierto que han sido estos meses para mí, y que gracias a estos momentos, siento que la vida me da tregua.  Es cómo un pequeño oasis de alegría, en dónde puedo descansar, tomar un respiro, recuperar fuerzas y seguir este camino tan difícil que no se cuanto tiempo más tenga que andar.

Espero que en el futuro, hayan más "oasis" en el trayecto de lo contrario, no garantizo que mi espíritu soporte mucho.

P.D. Y hablando de cosas buenas y bálsamos espirituales, me encontré con la obra de una monita que se llama Iris Scott y que usa los dedos para pintar en lugar de brochas.  En lo particular me encantó esta pintura.






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