Cuando me ocurren experiencias muy negativas me acuerdo aquella imagen de la película de "Superman" cuando Louisa Lane se muere tragada por la falla de San Andrés durante un terremoto y el "Hombre de Acero" loco por la desesperación de haber perdido a su amada, empieza a dar vueltas alrededor de la tierra en sentido contrario al movimiento de rotación. Esto con la finalidad de volver atrás en el tiempo y poder rescatar oportunamente y con vida a Lane. Quisiera tener el poder de Superman, hacer girar a nuestro planeta para regresar segundos, minutos, horas, días, semanas, meses o quizá hasta años.
El 2013 terminó con una cartera torpemente olvidada en una zapatería y arteramente sustraída por alguna mano "piadosa" que no vaciló en sacar todo el efectivo que traía en ella. Y cuando digo "todo" es en sentido literal pues se aseguraron de extraer hasta el último peso, aunque tuvieron la decencia de dejarme una monedita de 25 centavos de dólar y eso, porque aquí no les iba a ser de gran utilidad. Por fortuna, mis documentos, identificaciones y tarjetas de crédito y débito, se quedaron ahí y gracias a que en este mundo hay más personas buenas que aquellas que tratan de joder al prójimo, pude recuperar mi cartera. Un buen samaritano homónimo de un reconocido fotógrafo de la época de oro del cine mexicano, la encontró tirada y pudo localizar mis datos para hacerme entrega de ella. Dios lo bendiga.
Tuve la esperanza de que Diosito en su inmensa misericordia nos daría tregua de una serie de eventos desafortunados que tuvo mi familia a finales del año anterior. Sin embargo, eso estaba muy lejos de ser cierto. Apenas seis días de iniciado el año mis seres queridos y yo, vislumbramos nuevamente la sombra que se extendió sobre nosotros en el inicio del 2012.
Esas llamadas de madrugada siempre son para dar malas noticias y así fue. La voz desesperada de mi hermana Aracely en el teléfono de Pollo me hizo saber que no empezaríamos del todo bien este año. Luis, uno de mis hermanos había sufrido problema a nivel cerebral producto de su incontrolable hipertensión arterial. "No tiene un buen pronóstico", me dijo mi hermana.
Me tomó unos instantes procesarlo, volví a sentir lo que sentí dos años antes cuando me llamaron, también de madrugada, para avisarme que mi mamá se había puesto mala. No entendía y sólo pude pedirle a mi madre, que no se lo llevara.
Me vestí rápido y me fui al hospital y ahí encontré a la mayoría de mis hermanos. En el frío aire de la madrugada se respiraba ese sentimiento que ya nos era muy familiar, pero que creíamos no volveríamos a sentir. Al poco rato salió mi hermano José Manuel, el doctor, quién nos informó que Luis parecía estar respondiendo bien al tratamiento inicial y que al parecer, el evento aunque grave, no era tan severo cómo se creía. Finalmente, la tomografía confirmó aquello que José Manuel nos había dicho: una trombósis que si bien dejaría secuelas, con tratamiento y rehabilitación mi amado hermano podrá llevar una vida casi normal.
Luis ya se encuentra en casa de mi mamá convaleciente. A ratos enojado, o triste, o incluso, hasta avergonzado por su nueva circunstancia, paralizado del lado izquierdo y con dificultades muy serias para hablar que hacen de la comunicación un acto casi imposible. Pero, poco a poco comienza a entender que tiene que esforzarse para salir adelante y reponerse de esta dura prueba que nos ha puesto Dios. Hoy recibí la buena noticia por la mañana de que se sentó él solito sin ayuda. Sin duda, eso me da esperanza y me alienta a pensar de que vamos por buen camino.
Yo, he llorado mucho. Los recuerdos se me vienen a la cabeza de los momentos que conviví con él. De su carácter duro y en ocasiones, hasta un poco amargo pero eso sí, con una grandeza de corazón y con detalles que me demostraban el gran amor que siente por nosotros. No puedo olvidarlo, escuchando su música favorita mientras desarmaba alguna computadora. Mi alma se estremece al acordarme del día de mi cumpleaños que llegó aquí a mi casa con un pingüino y una vela, cantándome las mañanitas.
Todos los días hablo con Dios, con mi mamá, mi papá. Les pido fortaleza para él y para nosotros para superar este trago taaaaaan amargo, que nos guíen y nos allanen el camino, nos den paciencia y sabiduría para sobrellevar los momentos difíciles y sobre todo, que si permitieron prestárnoslo un tiempo más, nos ayuden a mejorar su entorno con las herramientas que ellos nos vayan mandando sobre la marcha.
Y algo positivo de esto... las grandes demostraciones de afecto, apoyo y solidaridad que hemos recibido tanto él cómo cada uno de nosotros. Amigos y familiares se han volcado para brindarnos, desde buenos deseos y palabras de aliento hasta ayuda para que él, mi "Junior" cómo le decimos el Pollo y yo cariñosamente, supere esta dura prueba.
Hoy he aprendido que la vida, Dios o el destino nos sorprenden con lo que tienen designado para cada uno de nosotros. Hace unas semanas me quejaba de un mal año y hoy, sólo puedo pedir fortaleza y coraje para superar todo lo que venga, a final de cuentas, lo importante es la vida: la nuestra y la de los seres que amamos. Lo demás, depende de uno.
Te amo bro... Con todo mi corazón y deseo volverte a ver así. |
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