Anoche tuve muy mala noche, y no porque el Pollo me estuviera jalando la cobija. Hasta eso, se portó muy bien. Primero que nada debo ponerlos en antecedente de que mi casa estaba patas pa' arriba porque tenía cerca de una semana que no la limpiaba. El cuarto "vacío" estaba hecho una porquería porque cuando empezó el frío saqué la ropa de invierno de las cajas pero no tuve la precaución de guardar todo lo de verano. Pues ayer por fín me decidí a guardar la ropa veraniega y acomodar lo que usaremos en esta temporada. Simultáneamente estaba lavando ropa, así que doblaba un sweater, una camisa corría a echar suavitel, regresaba, guardaba shorts y playeras; corría a sacar la ropa, etc. Quedó bien el cuarto, el Pollo me ayudó con las cosas más pesadas, acabamos cansados. Nos dormimos y a media noche empece a oir ruidos raros y la Mika (es mi perra) estaba gruñendo y golpeando la puerta de servicio. Le dije al Pollo "¿Quién anda ahi?" Pollo se levantó se asomó y me dijo que eran un pinche perro callejero que destrozó la bolsa de basura para comer restos de comida. ¡Me dió un coraje! No me quedé conforme, me levanté al baño y Pollo me dió el mejor pretexto para ver al perro cara de hiena en flagrancia; me pidió un vaso con agua. Me asomé y lo vi ¡Ahí estaba el desgraciado! metiendo su asqueroso hocico entre frascos, botes de leche, bolsas y papeles. Le llevé su vaso con agua al Pollo, acto seguido salí decidida a partirle su madre al cánido, cuando cruzaba la puerta el muy joto ya estaba con medio cuerpo fuera del barandal, tomé una piedra y aunque se la aventé, no pude golpearlo.
Me fui a dormir, no me quedaba de otra. De todos modos tengo que limpiar el tiradero. Pero lo preocupante de esto es que me quedé con la imagen del pinche perro. Estuve maquinando muchas formas de vengarme del daño propinado por el perro. Tuve pesadillas con él. Soñé que se metía a mi casa y que lo andaba persiguiendo como loca, tratando de hacerle algún daño, el más mínimo todo con el fin de vengar el mal que me hizo. Finalmente lo arrinconé, jaja, lo tomé con ambas manos y que le meto tremendo pellizcote. ¡Por fin desgraciado! para que aprenda a no meterse conmigo. Cuando más disfrutaba de la venganza los movimientos del Pollo me hicieron despertar, en su intento por safarse de un pellizco que le estaba propinando su esposa el Pollo se comenzó a mover. Pobrecillo, fue el pagano de los destrozos hechos por un maldito perro callejero cara de hiena. Por medio de este blog le pido perdón, aunque creo que no se dio cuenta.
2 comentarios:
Ranita, bienvenida a la blogosfera!
jajajajaja eso de soñar venganzas con el marido al lado puede ser peligroso...
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