Tsunami

Algunos habíamos escuchado alguna vez esta palabra y luego se nos olvidó, otros habíamos visto algún documental sobre el fenómeno, y otros jamás habían escuchado este vocablo y mucho menos, su concepto. Pero creo que en las últimas dos semanas la hemos escuchado tantas y tantas veces pero aún así, no ha llegado a hartarnos o cansarnos saber de la desgracia que están viviendo los pocos sobrevivientes de aquella región del planeta.

Recuerdo cuando ocurrió lo del atentado del 11 de Septiembre del 2001 a todos nos conmovió y nos impactó la sangre fría con la que unos cuantos hombres sacrificaron sus vidas en pos de su ideal, pero con ellos se llevaron entre las patas a miles de inocentes que ni la debían ni la temían. Vimos una y otra vez las escenas en las que los aviones se estrellan contra las torres. Creo que lamentamos todos la muerte de miles de personas, pero a final de cuentas ya no queriamos prender la televisión al menos de manera personal, porque sabíamos que iban a repetir esas imagenes una y otra vez.

Pero este fenómeno nos hizo comprender que si hay algo contra lo que el hombre no puede, es contra la furia de la naturaleza. Esa que cuando se muestra dulce y apacible nos ofrece el espectáculo más maravilloso, pero cuando se enoja nos enseña un lado que a nadie nos gusta ver.

Ayer estaba viendo las noticias y la verdad el panorama es desolador y trágico. Especialmente en Indonesia que fue el pais más afectado por el citado fenómeno. Decía el enviado que no se había logrado ni siquiera un 10% de remoción de escombros. Hay pueblos que prácticamente desaparecieron y de sus habitantes, los que no están muertos están desaparecidos.

Además de todo el dolor que esas personas tuvieron que sufrir, ahora viven con la amenaza de sufrir epidemias lo que podría ocasionar el doble de muertos que provocó la gigantesca ola. Otro asunto que preocupa bastante es el millón y medio de huérfanos menores de 16 años que quedaron solos. Lo peor de esto, es que ya se han reportado casos de niños desaparecidos que pudo haber robado la guerrilla para entrenarlos, o bien, las redes internacionales de prostitución y pornografía infantil. Y es entonces donde yo no entiendo y con el perdón de la palabrota qué chingados tiene en la cabeza o el corazón esa gente y cómo es posible que Dios permita que ocurran este tipo de cosas.

No quiero pecar de blasfema, pero no me cabe en la cabeza cómo Dios no impide que le pasen desgracias a gente buena. Cómo es posible que esa gente que lo único que hacía es trabajar, como cualquiera de nosotros, de repente llega una ola y les quita familia, patrimonio y herramientas de trabajo. Osea, por qué mejor no junta Dios a todos los narcos, políticos corruptos, asesinos, terroristas y toda la lacra de nuestra sociedad en una isla y entonces sí les manda un terremoto o un tsunami y los mata de una buena vez a todos. Creo en Dios, se que él existe pero insisto en que debería impedir que pasen este tipo de desgracias.

Creo que ya lo hemos oido mucho, pero no está demás repetirlo. Hay que rezar y pedir por todas las personas que aún viven con la angustia y el temor, con el dolor por la pérdida de un ser querido o de toda su familia. Y que Dios nos les mande a lidiar con más desgracia, suficiente tienen con la pena de levantarse de esta tragedia.

Y sobre todo, que no perdamos la capacidad de asombro ante este tipo de situaciones pues cuando se acabe eso, quién sabe qué pasará con este mundo.